Teresa Carreño: la más grande concertista de su época



Cientos de páginas se han escrito en su honor, cuestión que no es en vano, entendiendo que es ya considerada, la más grande pianista de su época. Teresa Carreño, concertista y compositora venezolana de fama mundial, hija de Manuel Antonio Carreño –el del “Manual de Carreño”- y de Clorinda García de Sena y Toro, inició sus estudios de piano con su padre y los continuó con Julio Hohené. 
El 25 de noviembre de 1862 con apenas 9 años de edad, dio su primer concierto en el teatro Irving Hall de Nueva York. Luego de pasar una temporada en La Habana (Cuba) y Estados Unidos donde tocó en la Casa Blanca para el presidente Abraham Lincoln, se radicó en París para 1866. Allí inició su carrera de concertista que la llevó a visitar todos los países de Europa, Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y África del Sur, ejecutando importantes piezas clásicas y románticas, acompañada de las más importantes orquestas dirigidas por eminentes maestros.
A mediados de 1885, volvió a Venezuela luego de una ausencia de 25 años, al ser invitada por el presidente Joaquín Crespo a dar un concierto en Caracas. En 1886 durante el tercer período presidencial de Antonio Guzmán Blanco, fue comisionada por el "Ilustre Americano" para organizar la siguiente temporada de ópera de Caracas. Sin embargo, en el desarrollo de esta comisión se presentó un problema cuando el elenco que contrató para tal efecto no tuviera la calidad requerida para la ocasión. Sumado a este fracaso, la sociedad caraqueña empezó a adoptar una actitud de rechazo hacia Teresa Carreño, por ser una mujer divorciada y vuelta a casar, lo que era para el momento un escándalo. Las circunstancias antes descritas, derivaron en el boicot de las óperas presentadas y por ende en el fracaso de la temporada de ópera en cuestión.
De regreso a Europa luego de cumplirse la sentencia popular que reza que "nadie es profeta en su tierra", Teresa Carreño se desempeñó como solista de la Orquesta Filarmónica de Berlín.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, inició una gira por España, Cuba y Estados Unidos donde falleció, víctima de un agotamiento general debido a los largos años de excesivo trabajo. Entre sus obras como compositora figuran: Himno a Bolívar, Saludo a Caracas, Vals a Teresita, entre otras. Sus cenizas fueron traídas a Venezuela en 1938 y desde el 9 de diciembre de 1977 reposan en el Panteón Nacional.
En su honor, el principal complejo cultural de Caracas inaugurado en 1983 lleva su nombre, el cual es uno de los más importantes de América Latina y el segundo más grande de América del Sur. En él se presentan conciertos sinfónicos y populares, espectáculos diversos, óperas, ballet clásico, danza y teatro.