Jáuregui: Un municipio sabio y bendito


El Santo Cristo de La Grita es considerado Patrono de Venezuela

M. Sc. María Gabriela Duarte V.

Ubicado en la parte centro-norte del Táchira se levanta el municipio Jáuregui rodeado de altas montañas en las cuales se han establecido parroquias, aldeas y caseríos colmados todos de gente cálida cuyos ojos observan diariamente la gama de verdes que parecieran no tener fin ni similitud entre sí.
Llamado justamente en honor a su nativo Monseñor Jesús Manuel Jáuregui, la economía es netamente agrícola y aunque funcionan algunas industrias como metalúrgicas, molinos y plantas procesadoras, su principal labor se concentra en los campos, pues es allí donde se desarrolla el cultivo de hortalizas, leguminosas, flores y frutas exóticas que abastecen los mercados propios y foráneos, sin obviar áreas como la ganadería intensiva y la truchicultura, también desenvueltas en nuestros días.
Desde su fundación se le ha conocido como uno de los centros de mayor difusión cultural del país, por cuanto fue cuna de Emilio Constantino Guerrero, hermanos García de Hevia, Josefa Melani de Olivares (la poetisa Isaura) y José Ramón Valero –premio Fundación Bigott 1999-… No estaría demás citar a personajes típicos como “El Loco Ya”, “Sí Señor”, “María La Turca” y “Candelario Cucas”, quienes quedaron grabados en la historia de tan pujante sitio.
Jáuregui es circundado por los ríos Aguadía, El Valle, Caricuena, Grita y Cocuy, contando además con El Púlpito, considerada la mayor elevación del Táchira, desde cuya cima pareciera verse la majestuosidad de un lugar bendecido por Dios en el que se disfruta de un clima incomparable, 107 lagunas glaciares y periglaciares, paisajes 100% naturales, gente fervorosa y oferta en hospedaje.
Además de viajar durante su temporada ferial en agosto, la gente puede visitar la Iglesia del Espíritu Santo y la Virgen de Los Ángeles, el Museo de La Grita y el del Recuerdo de la Humanidad, la Casa de las Costumbres, el Paseo Artesanal, el Parque Las Porqueras, el Pesebre de Llano Largo, la Capilla de Tadea, el Valle de Venegará, Pueblo Encima, Páramo El Rosal y Pueblo Hondo.

La Grita: ¿qué la hace especial?
Tras aproximadamente dos horas de recorrido en carro particular o colectivo –partiendo de San Cristóbal-, se llega a la capital del municipio Jáuregui, fundada por Francisco de Cáceres en 1576 y conocida como la Comarca de la Hidalguía, la Ciudad del Espíritu Santo, la Atenas del Táchira o simplemente La Grita, porque es el hogar del milagroso Santo Cristo y fuente de inspiración para poetas, pintores, músicos y escritores.
La villa como tal fue precursora en la gesta independentista venezolana y la Casa del Balcón –Monumento Nacional situado hoy día en la calle 12 esquina calle dos-, sirvió de posada para el Libertador Simón Bolívar en la ruta de su Campaña Admirable.  Desde tiempos coloniales se ha destacado por contar con prestigiosas instituciones educativas que van desde el Convento Santa Clara construido en 1579, hasta el Liceo Militar Jáuregui –pionero en su estilo a nivel nacional-.
Cuenta la historia que en 1610 sus habitantes sufrieron la furia de un devastador terremoto que ocasionó daños por doquier e hizo que un fraile franciscano le pidiese a Dios que alejase su ira contra ellos, a cambio de tallarle en madera una imagen de Jesús.
Tras labores ininterrumpidas, el hombre cayó en un sueño profundo del cual despertó luego de oír toda una serie de ruidos extraños provenientes del taller donde estaba trabajando… Al llegar, una ráfaga de luz salió por la ventana y logró ver su obra terminada.  Cronistas y religiosos dicen que éste fue apenas el primer milagro del Santo Cristo, por tanto desde aquel entonces miles de feligreses acuden a su basílica en agradecimiento por los favores recibidos.
Hablar del municipio Jáuregui y su capital La Grita, es mostrarle al mundo un lugar que mezcla lo humano y lo divino en lo que a tradición y parajes se refiere, pues no en vano sus cuatro diferentes rutas turísticas le permiten a propios y extraños contemplar una vasta diversidad que de seguro invita a visitar y sobre todo regresar.
Es así como caminos pintorescos y excursiones; ecología y aventura; valles nublados y paisajes encantados; páramos y cultivos constituyen apenas un esbozo que describe a cientos de kilómetros cobijados por una fresca brisa cuya sensación place a cualquiera y con fuerza rompe el eco del silencio andino.